martes, 5 de julio de 2011

"Le pegué a los dos, de la locura que me agarró"


MATRIMONIO PROCESADO

"Le pegué a los dos, de la locura que me agarró"

El padre de los mellizos se lo dijo a los médicos que se preguntaba qué había sucedido. El juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, confirmó la prisión preventiva para Horacio Quintero y su esposa Georgina Orellano.


Varios fueron los elementos de prueba reunidos por el juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, para procesar al matrimonio que conforman Horacio Quintero y Georgina Orellano, por la muerte del mellizo de 3 años, Ignacio Quintero Molina.

Una semana después de que el caso de los mellizos impactara de lleno en la sensibilidad de miles de santafesinos, el magistrado resolvió la situación procesal de quienes los tenían bajo su responsabilidad y cuidado, junto a otros cuatro menores.

El juez Carraro consideró a Horacio Quintero, el chofer de colectivos de 33 años, como autor penalmente responsable de los delitos de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y cometido con ensañamiento”, en el caso de Ignacio; y “lesiones leves dolosas agravadas por el vínculo”, por la golpiza propinada a Valentino, que se encuentra fuera de peligro. 

Además, le atribuyó “tenencia ilegítima de arma de guerra con supresión de numeración identificatoria y arma de fuego de uso civil”, tras el hallazgo de dos armas en su casa.

A Orellano en cambio la encontró responsable por el delito de “homicidio calificado cometido con ensañamiento” y confirmó la prisión preventiva que venían sufriendo, a pedido del fiscal N° 1, Gerardo Alesso.

Por la mermelada

El hecho criminal se remonta al jueves 23 de junio, cuando alrededor de las 21, la familia regresó del Liceo Municipal de Santo Tomé, donde cantaba Horacio. En la casa de calle 3 de Febrero al 2000 de barrio Tanque, habían quedado solos los mellizos Ignacio y Valentino, de 3 años.

Aprovechando que nadie los controlaba los hermanitos hicieron un gran desorden en la cocina y se comieron potes de dulce y mermelada. Cuando llegaron los padres, ambos estaban durmiendo en el baño, adonde los habría encontrado el padre, para por la fuerza llevarlos hasta el dormitorio.

En el lapso transcurrido entre las 21 y las 23.15, que es el horario en que se registra el ingreso de Ignacio a la guardia pediátrica del sanatorio 7 de Marzo, los mellizos fueron sometidos a malos tratos, con suma violencia y perversidad, al punto que uno de ellos falleció más tarde en el Hospital de Niños.

“Me encuentro con un chico completamente pálido” con su estómago “frío, rígido y en shock”, dijo la primera operadora de salud que intervino. La médica, que advirtió hematomas en brazos y piernas, le preguntó a los padres qué había pasado, a lo que el padre contesta: “Yo le pegué a los dos, de la locura que me agarró cuando vi lo que habían hecho”. “Yo le pegué con un cinto, a él y al mellizo”, a lo que un enfermero lo increpó que “dónde está el otro” y le respondió, “está en casa”.

Causa de la muerte

Otra médica, a cargo de la guardia del Hospital de Niños, recibió de parte del padre la confesión de que “los mellizos habían comido potes de dulce por lo que decidió castigarlos, y me dijo que les pegó con el cinto, con la hebilla, durante 5 minutos”.

Las declaraciones agregadas en el expediente, fueron cruciales para que Quintero no tuviera escapatoria ante las graves acusaciones. Pero a pesar de su intento por minimizar el daño, la autopsia reveló que el pequeñito falleció por “shock hipovolémico, lesión de órganos internos con traumatismo cerrado de abdomen”. En otros términos, le reventó el estómago, quizás de una patada.

Los golpes sobre el cuerpo del niño pudieron ser de mano abierta, de puño cerrado, o puntapiés; así como el azote del cuerpo contra algún objeto romo, indicaron los forenses.

Finalmente, el juez Carraro confirmó la prisión preventiva para ambos, ya que según pudo acreditar, no sólo el padre es responsable por su accionar, sino que el trato violento también es atribuido a la madre, que colaboró y hasta consintió el trato violento y desmedido.

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