sábado, 5 de febrero de 2011


Analizando científicamente Ofiuco: el signo 13 del Zodíaco

Publicado por Jorge A. Berrueta

Archivado en: Astrología
Últimamente se ha hablado bastante acerca del “nuevo signo” del horóscopo, Ofiuco. Y en este espacio ya todos somos viejos críticos de la astrología, de modo que no repetiremos hoy lo mismo de siempre. No vamos a hablar acerca de la ambigüedad del horóscopo y de lostrucos psicológicos que utiliza, ni tampoco vamos a explayarnos sobre las refutaciones empíricas (como el experimento científico que analizó a 2000 personas nacidas en la misma fecha). No, nada de eso. En esta ocasión utilizaremos un programa  informático para comprender un poco sobre astronomía y astrología, y finalmente entender de dónde salió el tema de Ofiuco. El programa se llamaStellarium, es gratuito, de código abierto, casi no ocupa espacio y se puede descargar desde este lugar.  No es necesario instalarlo para seguir el presente texto, e incluso es posible realizar lo mismo desde Google Earth, pero se trata de un software tan indescriptiblemente simple y hermoso que no tiene desperdicio. A éste pertenecen todas las imágenes utilizadas en este artículo.
Se trata de un planetario virtual muy sencillo de utilizar. Cuando uno lo inicia la pantalla completa es ocupada por un paisaje que se puede rotar 360º hacia los costados y 90º hacia arriba y abajo, tal como si se estuviera allí. Seleccionando la fecha y la ciudad adecuadas, lo que veremos en pantalla será un fiel reflejo de lo que tenemos encima de nuestra cabeza realmente en este instante. Si estamos de día, claro, veremos el cielo tal como lo vemos de verdad: celeste resplandeciente. Para ver las estrellas lo que podemos hacer es simplemente cambiar la hora.
En este punto, seleccionamos las opciones correspondientes para que se resalten las líneas y figuras de las constelaciones... ¡Y a contemplar esa obra de arte! En total existen ochenta y ocho. Muchas no serán visibles desde nuestro hemisferio (ya sea el Sur o el Norte), y algunas otras simplemente no se podrán ver en ninguno de ambos por la época del año. A éste ultimo grupo pertenecen las del Zodíaco. En otras palabras, sin importar en qué lugar del planeta estemos, cualquier noche que nos asomemos siempre veremos un conjunto de constelaciones zodiacales (mezcladas entre las demás), pero nunca todas al mismo tiempo. Si esperamos a mirar en otra época del año, veremos las que antes no podíamos ver, que ahora se habrán ocultado. Y así hasta que todas hayan desfilado, momento en el cual el ciclo (que dura exactamente un año) volverá a comenzar.
¿Y a dónde se van las constelaciones cuando no las podemos ver? A ningún lado, siguen ahí, sólo que en esa etapa del año las tapa el Sol. Es decir, están sobre nosotros durante el día, cuando la la atmósfera deja de ser transparente, se vuelve celeste incandescente y no podemos distinguir las estrellas que hay detrás de él. Pero afortunadamente tenemos a la informática para darnos una mano con esto. En Stellarium podemos hacer click en el botón “Atmósfera” para dejar de verla (como si fuera de noche las veinticuatro horas), o también podemos dejarla visible y mantener las figuras de las constelaciones superponiéndose (tal como se ve en las siguientes imágenes).
Detengamos el tiempo cuando aparezca el Sol y observemos dónde está. ¡Ahá! Sobre una constelación del Zodíaco. Sobre cuál específicamente dependerá del mes en el que estemos; a lo largo del año el Sol se irá moviendo lentamente de una a la otra. La constalación en la que está el Sol en cierto instante es la que marca el signo astrológico de las personas que nacen en ese momento. De hecho, justamente de ahí surge el Zodíaco: son el conjunto de constelaciones sobre las cuales pasa el Sol.
Pero tenemos una serie de problemas. El día de hoy (23 de Enero de 2010) el Sol está en Capricornio. De modo que las personas que nacieran por estas fechas serían de este signo, y no de Acuario, como marca la astrología tradicionalmente. Sin embargo, esto no quiere decir que “a partir de ahora” vaya a ser así. No señor. Esto desde hace siglos que ya es así. Yo por ejemplo que nací el 23 de Enero de 1987 siempre fui en realidad Capricornio. Si yo hubiese estado leyendo el Horóscopo, por más acertado que a mí me pareciera, todo este tiempo habría estado consultando el signo equivocado (y no, insisto, solamente “a partir de ahora”). Lo mismo con todo el resto de los signos; desde hace cientos de años que se encuentran desfasados de la realidad, lo cual claramente demuestra que la astrología es un fraude, y que sus descripciones se ajustan a cualquier persona por más que sea de un signo u otro. En esta tabla de la Wikipedia se comparan las fechas astrológicas en las que se basa el horóscopo con las fechas astronómicas reales. Y desde ya, todo esto se puede corroborar en Stellarium observando la posición del Sol en distintas fechas.
Este desastre se debe a que la disciplina en cuestión fue formulada hace miles de años. El eje de la Tierra estaba por entonces inclinado en una determinada dirección,  que no es la misma que la actual porque ha ido cambiando (fenómeno conocido como precesión de los equinoccios). Como consecuencia, también fueron cambiando las estrellas que se ven en cada fecha. Pero esto no es todo... porque además de moverse el eje de la Tierra, también se mueven las estrellas. ¡Sí señor, las estrellas también se mueven! Al igual que los planetas o los asteroides, las estrellas no están “clavadas fijamente” en el cielo, como lo supone el horóscopo. Desde ya, la velocidad a la que se desplazan es tan lenta que a escala cotidiana da la falsa ilusión de que se encuentran quietas. Sin embargo, si “estiramos” el tiempo varios miles de años… el cielo se desordena. Y esto es lo que efectivamente sucedió. Hoy en día, si miramos las constelaciones, no solamente cambia la fecha en que las superpone el Sol (como ya fue explicado), sino que además algunas están donde se supone que en ninguna fecha deberían estar. En concreto, entre las constelaciones del Zodíaco hoy en día se encuentra entrometida Ofiuco, que no estaba allí cuando se formuló la astrología. Y nuevamente, insisto, esto no es “a partir de ahora”. Desde hace siglos que esto ya es así, y los astrólogos seguían realizando sus adivinaciones mágicas como si nada, en función de cálculos completamente fuera de la realidad.
¿Entonces? ¿Con agregar ese nuevo signo, y desplazar todo un mes, alcanzaría para actualizarnos y estar al día? No, porque el horóscopo asume que todos los signos duran la misma cantidad de tiempo, y esto no es así. En realidad, el tiempo que tarda en pasar el Sol por cada constelación es distinto. Esta cantidad obviamente depende del tamaño de la constelación y de la porción que ocupe de la trayectoria del Sol. Y como para cada constelación estos valores son distintos, es lógico que cada signo ocupe una cantidad de tiempo distinta. Es decir, habría signos que ocuparían mucho más de un mes, y otros mucho menos. Por lo tanto, dividir el cielo trece signos de igual duración, en vez de doce signos de igual duración, sigue siendo una burrada. Y todo esto sin mencionar la constelación de Cetus, que al igual que Ofiuco también está entrometida en el Zodíaco.
Pero claro, desde ya, incluso aunque tuviéramos todo esto en cuenta, tampoco llevaría a ningún lado ni serviría de nada. Simplemente porque las constelaciones del Zodíaco no tienen nada de especial respecto a todas las demás del cielo. En la antiguedad algunos sujetos pensaban que, ya que el Sol pasaba por delante de aquellas constelaciones, esto debía ocultar agún significado profundo. Pero hoy en día que conocemos mucho mejor el Universo, sabemos que las estrellas no son luces mágicas con significados metafísicos, sino esferas de gas vagando a la deriva, con luz proveniente de fusión nuclear en su núcleo. Y entendemos que las constelaciones son sólo dibujos imaginarios entre esas estrellas, como cuando inventamos formas en las nubes. Sería bastante ingenuo pensar que, si alguien nace en lugar justo mientras una nube con forma de caballo pasa por encima, entonces tendrá toda su vida una personalidad y un destino con ciertos atributos relacionados con esta especie animal. Este nivel de ignorancia y superstición es precisamente el de la astrología.

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